jueves, 24 de octubre de 2013

Apolo-gistas del delito

El régimen pretende hacernos creer que va a hacer frente a lo que viene fomentando con entusiasmo desde sus propias estructuras. Al conjuro de “causachun coca”, pronunciado por quien ahora ocupa nada menos que la presidencia del llamado “Estado Plurinacional”. La apología del delito (“le meto nomás”) ha sido su principio rector.

Para que los hechos de Apolo se hubieran dado como ocurrieron, necesariamente tuvo que haberse filtrado información “desde adentro” que diera cuenta de los detalles del operativo que habría de ejecutar la Fuerza de Tarea Conjunta. No es creíble que unidades especializadas cayeran tan inocentemente en las armadas manos de los narcotraficantes. Éstos sabían a la perfección cada movimiento que los uniformados harían y procedieron a “cazarlos” –con el agravante de la humillación, la tortura y la crueldad-.

La ficción  de estar luchando contra el narcotráfico, que el régimen intenta insertar en el imaginario colectivo (con actuaciones, en algunos casos, dignas del Oscar), se contradice con la naturaleza de sí mismo: la de un siniestro sector aupado por la producción de coca y su derivado más rentable, la cocaína. No puede, pues, el régimen, enfrentarse consigo mismo, con su “base”.

Desembarazarse de la DEA fue una osada medida para librarse de todo control a sus negocios ilícitos y así poder ejercerlos a sus anchas.

Los hechos de Apolo dan más elementos para respaldar las denuncias de Roger Pinto que lo convirtieron en perseguido político y asilado. Brasil habrá ya tomado en cuenta los mismos para brindarle mayor protección.

La pantomima gubernamental de luchar contra el narco tiene episodios jocosos inclusive, “descubrimientos” que más tienen que ver con accidentes y chambonadas de otros que con méritos propios. Eso sí, la eficacia para interceptar droga peruana en tránsito es admirable. Como me dijo un policía, la consigna es “proteger la producción nacional” y, si “por error” se molesta a un “hermano”, basta con una llamada de cierto ministerio para hacerse el opa. Esto me lo dijo hace tres años, pero no creo que las cosas hubieran cambiado mucho.


Digamos, al estilo Sprite, las cosas claras: Narco-Estado. Lo demás es puro eufemismo funcional… y no nos prestaremos a ser apologistas del delito.

miércoles, 16 de octubre de 2013

¡100 000 firmas!

Comparto la inmensa satisfacción de anunciar que la campaña que iniciamos hace 12 días ha alcanzado las ¡100 000 FIRMAS y continúa en crecimiento. ¡Vamos por el medio millón!, sigamos firmando y compartiendo... GRACIAS.

https://secure.avaaz.org/es/petition/Solicitud_para_que_UNESCO_no_declare_a_las_corridas_de_toros_como_Patrimonio_Cultural_Inmaterial_de_la_Humanidad/?copyhttps://secure.avaaz.org/es/petition/Solicitud_para_que_UNESCO_no_declare_a_las_corridas_de_toros_como_Patrimonio_Cultural_Inmaterial_de_la_Humanidad/?copy

jueves, 10 de octubre de 2013

Octubres





Luego de los dos últimos coletazos del militarismo, un octubre, el de 1982, se abrieron ampliamente las puertas de la democracia en nuestro país. Se acababan, así lo creíamos, para siempre, las persecuciones políticas, el terrorismo de Estado, el exilio, la censura de prensa… y comenzaba, así lo deseábamos, for ever and ever, la era de la libertad, del Estado de Derecho, de la independencia de poderes, de la alternabilidad en el poder, de las elecciones limpias – de la institucionalidad democrática, en suma- de las equidades, de la inclusión…

La persecución, el exilio, la tortura, la “desaparición” y el asesinato como prácticas habituales de regímenes dictatoriales habían dejado una profunda herida en las familias bolivianas –la mía sufrió el exilio de nuestro padre-.

Con toda la carga de décadas de autoritarismo y de las debilidades estructurales propias de una sociedad en (trans)formación, a diferentes ritmos, las reformas –el tiempo del cambio en democracia- se fueron dando: rápidamente, la gente ya se podía reunir y la prensa ejercer la libertad; más lentamente, se institucionalizaban entidades como la Corte Nacional Electoral y la ciudadanía recobraba la confianza en ellas; con menos velocidad aún, se iba dando pasos importantes en materia de equidad e inclusión, la Participación Popular, por ejemplo –negar que estaban en curso procesos de cambio es, cuando menos, una grosería-.

Otro octubre, el de 2003, bajo la acción de los denominados “movimientos sociales”, desgraciadamente, comenzaba el camino de vuelta a los días del autoritarismo, cuyas manifestaciones están, de manera más “sofisticada” que en tiempos de las dictaduras –en el sentido clásico del término-, acabando con todo vestigio de disenso.

Hoy, los exiliados se cuentan por centenas, la guillotina judicial ya ha hecho rodar decenas de cabezas, los medios están o al servicio del régimen, o amordazados o autocensurados aunque, para aparentar, se dejan pequeños resquicios para el desahogo de los demócratas.

Testimonio: hace diez años, durante la subversión de los “movimientos sociales” (como lo confiesa Felipe Quispe en su libro) mi sentido democrático me mantuvo del lado de la institucionalidad –no obstante haber votado siempre contra el mandatario de entonces-, pero mi sentido humano hizo que acudiera en auxilio de quienes resultaron heridos, alteños en su mayoría –algunos “sin arte ni parte” en el asunto; otros, arrastrados (utilizados) como “carne de cañón” por inescrupulosos agitadores-. Doné mi sangre y compré gran cantidad de suero que el periodista Richard Sánchez me ayudó a llevar al Hospital.

martes, 8 de octubre de 2013

¡Misión cumplida!

Enterado de que el parlamento de España aprobó una recomendación para que el Gobierno de ese reino presente ante la UNESCO una nominación para declarar a las corridas de toros como "Patrimonio Cultural Intanglible de la Humanidad", inicié, hace 5 días una campaña de recolección de firmas a través de la plataforma AVAAZ. Aproximadante a las 11:00 am de hoy alcancé la meta -5 000- que me había propuesto para pedir a la UNESCO que no dé lugar a dicho nombramiento.

Alcanzado este primer objetivo, ahora toca que AVAAZ presente, en nuestro nombre, esta petición. ¡Misión cumplida!.